Actualmente estudia las poblaciones que vivían en el sur de Patagonia a través de los restos materiales que subsisten, desde las primeras evidencias de ocupaciones humanas hasta el siglo XX. Específicamente se dedica a documentar, analizar y comparar las imágenes pintadas o grabadas que realizaron en paredones, cuevas y aleros. "Esta es una vía para acercarnos a comprender cómo se organizaban y comunicaban estos grupos humanos en diferentes momentos del pasado", nos dijo.
Al preguntarle por su interés en la disciplina, respondió:
"Me decidí a seguir Arqueología y estudiar el arte rupestre en particular por varias razones: influencia de mis padres que me acercaron a estas problemáticas, intriga por las señales que los pueblos del pasado dejaron en las rocas y su significado y también gracias al primer congreso de Arqueología al que asistí cuando estaba pensando a qué dedicarme".
"En Arqueología investigadores, becarios y estudiantes de diferentes disciplinas trabajamos juntos para comprender de forma integral el pasado humano y poder acercarlo a las poblaciones del presente. Así, una parte importante de nuestro trabajo también es dialogar con los actuales habitantes tanto del sur de la Patagonia como de otras partes de la Argentina.
Esperamos que la información que reunimos ayude a entender la variedad de pueblos que vivieron en territorio argentino a lo largo de los últimos 10.000 años y la complejidad de los procesos que sucedieron. De esta manera, la arqueología puede ayudar a delinear contenidos para escuelas y museos, así como a diseñar propuestas de turismo que involucran el patrimonio cultural".
